miércoles, 6 de agosto de 2008

Mi confrontación con la docencia

"Mi confrontación con la docencia"

Mi inicio en la práctica docente se debió a azares del destino. Había estudiado inglés desde muy joven y cuando empecé a buscar trabajo por primera vez, anduve en algunos que particularmente ni me motivaron ni me enriquecieron en algo. Cuando decidí tomar un “Diplomado de Inglés” para ser profesor me llamó mucho la atención la idea de transmitir mis conocimientos a otros acerca de una misma inquietud. Cuando empecé a dar mis primeras clases me pareció muy agradable dar mi conocimiento a otros justo como yo lo había recibido. En verdad fue muy gratificante por eso decidí quedarme aquí, en la enseñanza. Ser profesor repercute en algunas cosas, como ser bien aceptado y reconocido por la comunidad en general. (Es cierto que no nos hacemos millonarios, aún así sigue teniendo su prestigio). Y me sigue agradando. Por cierto, para entonces tenía 20 años y no contaba más que con el bachillerato.
Me inicié en una escuela donde se enseñaban cuatro lenguas diferentes, yo impartía inglés nada más. Todavía no me pasaba por la mente que un alumno aprendía no sólo del conocimiento sino además de la actitud y disposición del maestro. Trabajé durante un año completo enseñando a niños, adultos y a adolescentes. Con lo que me di cuenta de que yo también había aprendido un poco más de lo que ya sabía y también que había logrado comprender cosas que anteriormente no había entendido bien. Posteriormente tuve la oportunidad de ingresar a un bachillerato de INBA donde acabo de cumplir 18 años. Un poco después entré a la universidad donde cursé la carrera de Letras Inglesas. Siete años después, tras el término de mis estudios universitarios me dieron la oportunidad de impartir la materia de Literatura Universal en esa misma escuela. Tuve que acostumbrarme a hacer las cosas de otra manera pues se persiguen diferentes objetivos en inglés y en la literatura. No fue fácil aceptar la oportunidad que se me presentaba, pues debía armar estrategias diferentes para “cautivar” a mis alumnos, para que se interesaran por la literatura, que les gustara y que fomentara en ellos el hábito de la lectura. Me costó trabajo en un principio, pero lo logré finalmente. Un año después de iniciar la universidad entré al colegio de Bachilleres. Un semestre más tarde, me pedía que hacer otro diplomado de inglés, esta vez uno que cumpliera con el perfil del colegio. Me llevó ocho mese concluir otro. Además los alumnos son completamente en ambas instituciones: el nivel social, económico, intelectual, por consecuencia de intereses. También me quedó claro que la universidad no forma profesores, sino investigadores; por lo que es un error pensar que tener una licenciatura nos prepara para enseñar. Lo único que tenemos es conocimiento, pero no didáctica para la enseñanza.
Ahora bien, en la Educación Media Superior es todo un reto porque los alumnos son adolescentes y traen muchos conflictos en la cabeza: desde su sexualidad, hasta la existencia de Dios o no. En los primeros semestres, pese a su rebeldía, la mayoría demuestran sus sentimientos y emociones dentro y fuera del salón (y uno tiene que estar preparado para eso). Por eso creo que un buen profesor es aquel que está bien capacitado para la enseñanza. Se ha preocupado por transmitir su conocimiento de una o de muchas maneras valiéndose de diferentes herramientas metodológicas considerando diferentes tipos de alumnos. Siempre estudiando previo a nuestras clases y actualizándonos lo más posible en nuestra materia y la didáctica pertinente. Por aquello de que “entre más sé, menos sé”. Así mismo es sumamente gratificante aprender de quien menos uno se lo espera. Hay chicos cuya sabiduría y manera de interpretar, a su corta edad, nos dejan boquiabiertos. La satisfacción que obtengo es ver que son chicos que han transformado su manera de pensar y de ver las cosas. Aunque manejo diferentes métodos de enseñanza en mis materias, el último diplomado que tome de inglés en The Anglo, apenas hace un año, me llenó de nuevas ideas, no sólo para trabajar en la materia inglés sino en la de literatura y creo sin duda que en cualquiera otra área del conocimiento. Ya desde hace algún tiempo me había percatado de que lo que un alumno entiende fácilmente, otro no tanto. Por ello hay que saber abordar un tema desde diferentes ángulos. Muchas veces pienso que soy el que explica mejor las cosas. Sin embargo, los alumnos se encargan de hacerme ver rápidamente que no es así.
Me desagrada saber que, en ocasiones, siento que debí haber hecho mejor las cosas, pues no todos los alumnos aprovecharon el conocimiento transmitido, ya sea por mi actitud en clase o por la metodología que empleé; es decir, hay cosas tan sencillas y tan básicas que cuando alguien no las sabe manejar, me desconcierta terriblemente porque sabemos --los maestros-- que a veces no hay tiempo para volver atrás y repetir las cosas o prestarle atención especial a casos particulares. Es verdad que todos tenemos un propio ritmo para interpretar la información. Nos han educado de manera distinta. Tenemos diferentes niveles sociales. Tenemos vivencias diferentes y a todos nos “cae el veinte” en diferentes momentos y de diferentes formas. Hay que saber ser pacientes, sobretodo con uno mismo. Entender esto, nos lleva a entender mejor a los alumnos.
Es así que, a través de todos estos, he aprendido, sobre todo después del último curso que tomé, que uno como profesor es el que debe adaptarse al grupo, lo que permite ser flexible para todo, cubriendo sus necesidades; y no al revés, que el grupo se adapte a mi viéndome autoritario y hasta anacrónico. Justamente por lo que comenté arriba. A cada escuela que uno entra se enfrenta con una mentalidad generalizada diferente a otra. Incluso de grupo a grupo cambia todo. Hasta el horario de la clase y día influyen decisivamente. Es ahí, creo, donde radica la estrategia para impartir la clase. Analizar al grupo con cuidado para ver cuales estrategias metodológicas serían las más acertadas para desarrollar la clase.
Una de las partes que más llamó mi atención acerca de la lectura de Freire, fue la que toca el problema de no entender un texto. La mayoría de las veces el alumno le echará la culpa al autor; no obstante, es menester del educando valerse de cuanto esté a su alcance para poder entender, a toda costa, el texto. Lo cual lo enriquecerá sobre todo a ella /él mismo. Otra que me pareció muy interesante fue la de hacer o motivar un aprendizaje tanto memorable como significativo. Ya que enseñaremos usando mecanismos que el alumno entienda y relacione para que lo entienda más fácilmente y al mismo tiempo logre recordarlo e integrarlo a su vida. También debe uno tener presente que ni los chicos ni nosotros manejamos un mismo código de comunicación. Lleva su tiempo poder decodificar los mensajes. Cuando se logra este objetivo, nuestros saberes se modificarán y nos reconstruimos tanto que inclusive llegaremos a tener una nueva identidad. Por último, me gustaría comentar la sugerencia de Freire en cuanto a hacer o motivar en nuestros alumnos el hábito de la escritura. Me parece muy atinada su visión, dado que al escribir ponemos en acción otra manera de registrar e interpretar la información o el mundo, que impulsa un proceso en el cual surge muy fuertemente nuestro ingenio y capacidad de reflexión.
Ahora que he incluido mis reflexiones, tomando en cuenta la teoría de Freire, me doy cuenta de que ser profesor implica más que tener estudios específicos sobre una rama del estudio. Llega as ser más importante cómo se abordará un tema, que el tema mismo. Como lo que usamos al leer un texto literario: lo importante no es el qué sino el cómo se dicen las cosas.

1 comentario:

Edith Hernández Toledo dijo...

Hola profesor:
He leído su documento y en verdad me impacta su trayectoria es bastante amplia y sobre todo llena de muchas experiencias distintas o me equivoco? lo felicito y lo admiro! comparto totalmente con usted el hecho de que ser docente conlleva muchisima responsabilidad y sobre todo de tener verdadero amor por esta profesión para poder lograr lo que se requiere.
Saludos!
Nota: Espero que ya le haya llegado mi invitación para que visite mi blog